Una cosa que se añade al miedo a hablar en
público es que la mayoría tiene miedo de que algo terrible, humillante o público va a pasar con ellos.
¿Qué pasa si me desmayo por agotamiento o a causa de los mismos nervios? ¿Qué
pasa si me olvido de todo lo que quería decir y me quedo allí de pie,
totalmente sin habla? ¿Y si el público me odia y comienza a tirar cosas sobre
mí?
¿Y si todos se levantan y salen después de los primeros diez minutos? ¿Y
si recibo innumerables preguntas difíciles o comentarios negativos una vez que
he terminado? ¿Qué pasa si alguien en el público trata de convertir al
grupo en mi contra?
Estos podrían ser situaciones muy embarazosas si se produjeran. Afortunadamente,
la mayoría de ellas no pasa.
Incluso cuando lo hacen, es útil contar con una estrategia en mente para que
los resultados sean perfectos. Suena difícil? No es verdad.
He encontrado que la mayoría de las "negativas" las cosas que suceden
cuando estoy hablando puede ser manejado por este mantenimiento sencillo, pero
poderoso, principio en mente: todo lo que sucede se puede utilizar a mi favor.
Si la gente se levanta y empieza a dirigirse a la puerta, no puedo dejar de
hacer lo que estoy haciendo y pedirle su opinión. ¿Había algo acerca de mi
tema, mi estilo, ni mi forma de presentación que era ofensivo para
ellos? Estaban simplemente en la habitación equivocada y no lo
sabía? ¿Alguien desinformo acerca de lo que mi discurso iba a cubrir?
Independientemente de lo que me digan, sólo estoy tratando de hacer frente a
esta situación, honestamente y humildemente, y a menudo, sumando puntos con el
público restante. También me dará la oportunidad de aprender cómo afecta
mi discurso a las personas, por lo que podre hacer las correcciones que
pudieran ser necesarios.
Incluso si todo el mundo salió y se negó a darme una razón, en última
instancia, tambien podría encontrar la manera de beneficiarme de esta
experiencia. Por lo menos, podría utilizarlo como la apertura para mi
próxima presentación. "Usted sabe, di esta misma charla el otro día y
todo el público salió en los primeros diez minutos. Ese es mi registro actual,
así que supongo que tendremos que ver lo que sucede hoy en día."
El mismo principio se aplica para hacer frente a provocadores o gente que hace
preguntas difíciles o de confrontación. Si usted asume que no hay nada
realmente malo cada vez que alguna de estas situaciones ocurra cuando usted
está hablando en público, se sorprenderá lo bien que puede referirse a tales
eventos y la frecuencia con que puede utilizar este hecho para su ventaja.
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